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Las necesidades educativas han existido desde el alba de la historia. Sin embargo, los medios para satisfacer esas necesidades han sufrido unos cambios amplios y continuos. Las raíces más hondas de las tradiciones y valores panameñas se encuentran en la época colonial, ya que el proceso educativo por el cual un indígena llegaba a ser un experto cazador, guerrero o sacerdote (característico de toda Meso América) fue presidido por la evangelización y la castellanización como rasgos importantes de la educación en el período de conquista y colonización, cuya responsabilidad recayó en los misioneros.
Dicha responsabilidad recaía en un aporte reflexivo que se originaba de un nivel previo, sin determinación que en la nueva iniciativa era sumamente conveniente enfatizar la evangelización y la castellanización para una buena planificación educativa.
Los españoles introdujeron en el ámbito educativo tres tópicos íntimamente unidos a la religión: la calidad espiritual, la equidad y los valores, que son como las condiciones necesarias y trascendentales que acompañan cualquier cambio o proceso de transformación cultural. No tenerlas en cuenta o no calibrarlas convenientemente sería un error de óptica lamentable, que tarde o temprano comprometería cualquier intento serio de transformación educativa en el Nuevo Mundo. Por eso, en el acto reflexivo de los misioneros, no debían obviarse las tres preguntas esenciales que acompañaban y orientaban todo el proceso de transformación educativa: ¿A qué calidad espiritual aspiraban? ¿Qué equidad educativa alcanzarían? ¿Qué valores impregnarían a través de la evangelización y la castellanización? Las respuestas que ellos mismos dieron a estas preguntas conformaron un nuevo concepto de transformación cultural integrando los elementos religiosos a los valores propios de los primeros panameños.
Estos antecedentes de la educación panameña demuestran que la religión es inherente a la sociedad humana y que ha contribuido al destino de los hombres en todas las fases de su evolución. El desarrollo educativo panameño no escapa a esta realidad histórica, por consiguiente debe analizarse bajo la perspectiva de lo que es y ha sido el complejo panorama del progreso, ante una variedad de obstáculos.
Las ejecutorias educativas del país no han ido más allá de los proyectos políticos que cada generación ha concebido en su respectivo momento. En muchos aspectos se observa una similitud entre la globalización actual y el papel que le ha sido consignado al sistema educativo a través de los tiempos.
En las últimas décadas del siglo XX Panamá atravesó por situaciones políticas, sociales y económicas que afectaron las estructuras sociales. Estas contingencias impactaron en forma determinante en el sistema educativo nacional y contribuyeron a la crisis en el sector. La diaria y reveladora realidad social actual, con los desafíos de inicio de milenio, comprometen de manera determinante a la búsqueda de mejoras y soluciones en pro de la educación panameña.
En comparación con los países de Centroamérica, la alfabetización en Panamá ha logrado un alto nivel, incluso entre los marginados. Aunque hay avances, falta lograr niveles igualitarios de escolaridad entre los grupos menos y más aventajados económicamente. Ejemplo de ello son los grupos indígenas.
El sistema educativo panameño enfrenta, desde mucho tiempo, grandes y fundamentales problemas producto de una diversidad de factores que, de manera progresiva, no han permitido cambios reales y profundos en la educación. En esta circunstancia sigue vigente un estilo tradicional de enseñanza cuyo producto no corresponde con las aspiraciones, anhelos y expectativas de la sociedad panameña.
ANTECEDENTES GEOGRÁFICOS Y ECONÓMICOS
1. Panama antes del siglo XX. La historia de Panamá está inscrita dentro del desarrollo histórico general de América Latina. Pero en ese contexto latinoamericano Panamá posee un rasgo que la singulariza de las demás naciones hermanas: su estratégica posición en la geografía del mundo está subrayada por la cintura de tierra más estrecha del continente.
Sólo muy lejos en el mapa se puede encontrar un símil geográfico con el de la cintura panameña: el del pequeño tapón de tierra por donde hoy corre el canal de Suez y que durante mucho tiempo se interpuso entre el mar Rojo y el Mediterráneo, impidiendo la comunicación marítima entre las grandes masas que son África, Asia y Europa.
Por su característica especial, desde 1513 -hace 458 años-, cuando Vasco Núñez de Balboa descubrió por Panamá el océano Pacífico, hasta la fecha, la historia de Panamá es en buena parte la historia de la explotación de su principal recurso por parte de los poderes coloniales y neocoloniales.
En ese mismo año de 1513 Carlos V comisionó a Pascual de Andagoya para que explorase el Istmo en busca de la ruta más apropiada para construir una vía acuática: aunque aún habría que esperar siglos, nacía la idea de unir el Atlántico y el Pacífico por medio de un canal.
Durante casi todo el tiempo de la colonia, a través de Panamá se trasladaron a España, ante todo, las riquezas extraídas de las regiones latinoamericanas ubicadas en el litoral del Pacífico, de modo especial los metales provenientes de las minas peruanas, con lo que los barcos se evitaban un viaje larguísimo por el cabo de Hornos.
Al establecerse factorías ibéricas en Asia, Panamá fue importante agente para la intensificación de las relaciones comerciales entre distintas regiones del mundo y la metrópoli española.
En el período colonial los galeones dejaban los bienes en el Pacífico panameño, de
donde se trasladaban al Atlántico por la selva, ya fuese a pie, a lomo de mula o en
literas cargadas por esclavos, para ser recogidos allí por otros barcos. En la ruta a
España las islas antillanas eran escala casi obligada.
2. La experiencia con Nueva Granada. Panamá se independiza de España. En la misma Acta de 28 de noviembre de 1821, por la que se declara la independencia de España, a renglón seguido se decide la unión a la Gran Colombia, integrada además por Nueva Granada, Venezuela y Ecuador. Se coloca bajo la advocación del Libertador Simón Bolívar, Presidente de la entidad.
En 1830 Venezuela y Ecuador se separan, pero Panamá permanece unida a Colombia. Los 82 años que dura esta unión política están cardinalmente influidos por los intereses que se ventilan en Londres y Washington, así como por la rivalidad que se establece entre los dos imperialismos: el de la adulta Albión y el de la joven Norteamérica. En esta época Panamá no deja de cumplir su misión de enlazar el comercio internacional. La forma de acarreo de mercancías a través del Istmo es al principio igual a la que se empleó en la Colonia.
3. Encuentro con Estados Unidos. Pero con motivo del descubrimiento de oro en California el sistema varía. Según opinión de Carlos Marx, este descubrimiento determinó que el comercio mundial tomara una nueva dirección. Lo que fueron Tiro, Cartago y Alejandría en tiempos antiguos, Génova y Venecia en la Edad Media, Londres y Liverpool hasta ese momento (centros del comercio mundial), pasaron a ser Nueva York y San Francisco.
En el interior de los Estados Unidos se inicia un vasto desplazamiento humano sobre el extenso territorio, hacia el oeste. ¿Cómo hacerlo más expedito? Entre otros recursos se piensa en el tránsito por la vía panameña. Ya no a lomo de mula, como en la Colonia, aunque tampoco por un canal, como desde hace tiempo se ha ideado, en vista de su complicada construcción.
Capitalistas de los Estados Unidos logran la concesión y construyen un ferrocarril transcontinental por Panamá, que traslade rápidamente por el Istmo, para que aborden un vapor en una costa, a las personas desembarcadas en la costa opuesta.
Para Norteamérica esto fue un factor básico en su integración nacional; para Panamá significó el comienzo de la oprobiosa dominación norteamericana. El canal norteamericano se abrió al tráfico internacional en 1920. Desde entonces ha impulsado el comercio marítimo mundial y, en forma particular, ha enlazado el comercio de Norteamérica con todos los países.
Aqui la opinion general ha sido dividida. Muchos sostienen que con el pretexto de administrar eficazmente el canal extranjero se estableció una colonia norteamericana en el centro del territorio panameño, y con el pretexto de que debía ser defendido vino la invasión militar al mismo sitio, agregando al carácter dudoso de la soberanía panameña una amenaza armada cierta contra las soberanías del resto de los países de América Latina.
La historia panameña, vista en la forma expuesta, desde fuera, no debe conducir al fatalismo geográfico ni a la creencia en un "destino providencial", como dicen algunos historiadores reaccionarios. El imperialismo no es la providencia. Ni es eterna su injusta división internacional del trabajo que lleva la explotación de unos hombres por otros al plano de la explotación de unas naciones por otras.
De igual manera, la importancia económica de la estrecha cintura panameña está condicionada por la importancia del volumen del comercio internacional que se mueve a través de sólo uno de los medios de transporte: el marítimo. Si en el futuro el transporte marítimo de mercancías fuese sustituido por otro sistema más expedito, terminaría el valor estratégico de Panamá para el comercio mundial.
Sobre el Panamá indígena y fraccionado en tribus se instituyó la Real Audiencia de Panamá. A1 mezclarse los primitivos aborígenes, los esclavos negros (que desde las primeras horas de la Conquista fueron llevados a Panamá) y los españoles, dieron
origen al tripartito mestizaje biológico, con su resultante: cholos, zambos, mulatos, característico del Caribe en general.
Más tarde, la prolongada convivencia humana, en ciertas circunstancias, dentro de los límites señalados a Panamá por la Colonia, permitirán el florecimiento de particulares expresiones mestizas de cultura, producto del mestizaje biológico previo.
La geografía y el proceso histórico-económico del Istmo conformaron ámbitos sociales y regionales diferenciados. Durante la Colonia, al lado de las fortunas que se advertían en los comerciantes de las ciudades de Panamá y Portobelo se palpaba la miseria en las clases bajas. En otros lugares existían regiones llanas, dedicadas a la agricultura (en algunos momentos también hubo minería); regiones sin caminos propicios, con un comercio interlocal precario, de pequeños propietarios o de grandes latifundistas, que operaban a base de trabajo esclavo, dedicados a la ganadería y al cultivo del tabaco, azúcar de caña, maíz, arroz, etc.
Por último, también estaban las inhóspitas y aisladas áreas serranas y las selváticas, refugio de indios o de negros fugitivos, en las que se practicaba la agricultura trashumante o la tala de bosques. En fin, en Panamá se dio la coexistencia de elementos de tres economías diferentes desde la Colonia: feudal, esclavista y mercantil.
La misma estructura económica pervivió durante la etapa colombiana de Panamá. Sobre el latifundio de la Colonia las camarillas feudales erigieron el latifundio de la Independencia, en todo el territorio colombiano, al lado de las clases comerciales en el centro de Panamá. Los "señores de la guerra" atizaron todo género de lucha. El militarismo y la religión fueron elementos que avivaron conflictos.
Cuando Panamá se separó de Colombia, en 1903, el núcleo de comerciantes históricos, siempre a la sombra de la función de transito del Istmo, incrementó la erección de casas de madera en donde alojar a los trabajadores al servicio de la construcción del canal, y acapararon gran número de tierras urbanas y rurales: surgió la oligarquía agrario-mercantil.
Apareció la oligarquía como ocurre siempre allí donde una burguesía autóctona aún no se ha constituido. A través del gobierno, que rigió desde la fundación de la República, la capa mercantil se enriqueció mediante operaciones de negocios, de inversión en tierras y bienes raíces, y más tarde vino la asociación con los capitales extranjeros. Así, esta burguesía embrionaria confirmó lo que ya había puesto de manifiesto al chocar con Roosevelt: que no podría concebir nunca el desarrollo si no era mediante la integración al sistema imperialista.
En 1878 una compañía francesa logró autorización para hacer un canal por el Istmo.
La sociedad anónima, que empieza los trabajos en 1881, finalmente quiebra, con las consecuencias del suicidio del barón de Reinach, la larga retirada de la escena política de Clemenceau y el juicio de Dreyfus.
Estados Unidos quiere aprovecharse. Sin embargo, está atado por compromisos que
lo inmovilizan con Inglaterra. Cuando se deshace de ellos mediante el tratado Hay-Pauncefote, suscribe un convenio con Colombia para reemplazar a la compañía francesa en los derechos que le permitan construir un canal propio. Porque era leonino, el convenio Herrán-Hay fue rechazado por el Senado colombiano.
Los comerciantes panameños estaban desesperados. Los ferrocarriles transoceánicos, ya construidos en los Estados Unidos por esa época, hacían dura competencia al del Istmo, en donde el comercio decaía. Por tanto, los intereses mercantiles pedían a gritos un canal para que por Panamá pasara gente, al precio que fuera. El rechazo al tratado Herrán-Hay aleja la posibilidad del canal. El imperialismo, encarnado por Theodore Roosevelt, se sirve de ellos para promover la separación de Panamá y suscribir un convenio canalero con el nuevo estado.
LOS PRIMEROS MAESTROS
1. Educación eclesiástica y autoritaria. Las necesidades educativas han existido desde el alba de la historia. Sin embargo, los medios para satisfacer esas necesidades han sufrido unos cambios amplios y continuos. Las raíces más hondas de la educación panameña se encuentran en la época colonial. El proceso educativo por el cual un indígena llegaba a ser un experto cazador, guerrero o sacerdote fue presidido por la evangelización y la castellanización como rasgos importantes de la educación en el período de conquista y colonización. La responsabilidad del proceso educacional recayó en los misioneros. La colonización trazó el primer paso de las tendencias educativas. Al igual que en el resto del continente, la iglesia católica establecía una educación eclesiástica y autoritaria.
1.1. Docencia para la cultura. Con la llegada de los españoles a Panamá, traen también usos y costumbres relacionados con los estilos de vida y la cultura. Podemos asumir que los conquistadores quisieron ser diferentes en su política y decidieron que a los niños de cada poblado en Panamá se les ofreciera algún tipo de educación. Así, se ordenó que se les ofreciera instrucción religiosa, lectura y escritura.
A partir de esta orden y hasta varios siglos más tarde, todo lo relacionado con la educación estaba ligado a la evangelización y no se encontró ningún otro intento educativo por parte del gobierno. No obstante, la educación privada para las familias pudientes económicamente seguía un buen curso. En las directrices que recibieron los primeros maestros de los Reyes Católicos se pone de manifiesto la capacidad política que los caracterizó al reconocer que los indios responderían mejor a los intereses de la Corona si los hijos de los caciques se incorporaban rápidamente a la cultura de los colonizadores.
1.2. Escuela para la fé. Los primeros centros de aprendizaje en el Istmo, fueron las llamadas escuelas de primeras letras, planteles de enseñanza básica implantados por misioneros bajo la instrucción de San Ignacio de Loyola. Los colegios mayores y las universidades para indígenas y negros, prácticamente no tocaron tierra panameña. Pero antes de la independencia de España, el propósito de la educación, seguía siendo únicamente la difusión de la fé, insistiendo en el modelo educativo de la universidad de Salamanca, aún con estructuras medievales. San Ignacio de Loyola dejo su legado en el tradicional modelo de la fe al decir: Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve.
1.2.1. Ideas y experiencias teológicas. Los misioneros españoles introdujeron una concepción teológica del universo. Según Francisco Céspedes, las ideas de los primeros maestros fueron extraídos del Cristianismo como se indica en lo siguiente.
La fe conduce a la verdad y la virtud. La verdad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir la verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía. Con este marco, los misioneros establecieron la enseñanza de la verdad como belleza y arte sacro expresando en su currículo lo siguiente:
• La verdad puede ser expresada por otras formas además de la palabra.
• Sobre todo las verdades en la profundidad del corazón y el Misterio de Dios.
• Dios, antes de revelarse en palabras, se reveló mediante el lenguaje de la Creación, que es obra de su Palabra. Pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor.
• El arte: el hombre, creado a imagen de Dios, expresa también la verdad de su relación con Dios Creador mediante la belleza de sus obras artísticas.
• Arte sacro: es verdadero y bello cuando evoca y glorifica, en la fe y la adoración, el Misterio trascendente de Dios, quien es la Belleza sobre eminente.
Los valores mas preciados de la sociedad son éticos. La religión debía desarrollar dichos valores. En el contexto ético, la docencia de los misioneros definía la moral como un sistema de contenidos que reflejaba una determinada forma de vida. Básicamente, era un modelo ideal de buena conducta socialmente establecido y estudiado empíricamente por las ciencias sociales.
Estos antecedentes teológicos promulgaron que la moral es el código de conducta personal de un individuo. No era forzosamente coincidente con el patrón social de lo que los conquistadores encontraron en los habitantes istmeños, aunque la educación actual le debe una buena parte aquí al igual que en todo el continente americano. Considerada la moral como una ciencia, los misioneros enseñaron en sus aulas que se trata del bien en general y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia.
La docencia en ética abarcaba tanto las doctrinas morales concretas como las teorías éticas. Esto dio paso a otros conceptos en uso actual, entre ellos, la
Moral psicológica; el estado de ánimo producido por el carácter y las actitudes de individuos o grupos. Con estas ideas, la dimensión de la vida humana era por la que los nuevos pupilos debían tomar decisiones y responder de ellas. Con esta fundación, los primeros maestros llamaban Ética a la disciplina filosófica que reflexiona sobre los problemas morales, y esta no era ni podía ser neutral. La Ética debía señalar las condiciones generales de aceptabilidad racional de los códigos morales. Estas podían ser cumplidas por varios códigos, pero los que no las cumplían deberían ser denunciados y castigados.
La iglesia, en su rol de máxima autoridad exponía las funciones de la Ética definiendo los rasgos específicos de lo moral, fundamentando la moral racionalmente para mejorar los resultados en la vida cotidiana. Ya integrados estos conceptos al primer sistema educativo, los misioneros trabajaron en los beneficios que justificaban la adopción de normas éticas.
Las creencias éticas basadas en el catolicismo romano eran una serie de consignas para la acción, medida de economía esencial para el individuo. Estas, si eran propiamente instruidas en un ambiente escolar garantizarían la paz y el orden dentro del grupo social, resultando en un sistema eficaz de guías para la vida en común.
2. La iglesia es la suprema autoridad. El catolicismo tomó impulso desde el inicio e introdujo un monopolio como guía hacia la bondad y la verdad. Tanto fue el esfuerzo teológico en la docencia, que la iglesia era considerada como la más alta autoridad para interpretar los fenómenos naturales. Cuando fundó la Compañía, Ignacio de Loyola pretendía organizar peregrinaciones a Tierra Santa para convertir a los musulmanes. Sin embargo, con el estallido de la guerra contra los turcos otomanos, todos los planes para la peregrinación a Tierra Santa se desvanecieron. En cambio, los jesuitas solicitaron al Papa una constitución que les permitiera realizar misiones a lugares que él mismo decidiera. Una vez aprobada la constitución, eligieron a Ignacio de Loyola como primer superior general.
La Compañía creció rápidamente y sus miembros tuvieron una actividad decisiva durante la Contrarreforma, especialmente en el transcurso del Concilio de Trento, así como fundando escuelas y centros de estudios superiores en toda Europa. Durante 150 años dirigieron los más importantes centros educativos europeos y, hacia 1640, contaban con más de 500 centros de estudios superiores repartidos por todo el continente. Aproximadamente un siglo después, esta cifra alcanzaba ya los 650; además, la orden tenía a su cargo, en forma total o parcial, la dirección de 24 universidades. También establecieron más de 200 seminarios y casas de estudios para sus miembros. Durante el periodo de la Contrarreforma, la educación jesuítica se enfocó principalmente a fortalecer la fe católica frente a la expansión del protestantismo. Si bien la educación jesuítica para laicos estaba dirigida principalmente a la nobleza europea y a estudiantes pudientes, también tenían a su cargo escuelas profesionales y, en los territorios donde trabajaban en misiones, escuelas para los pobres.
3. El aparato burocrático. La primera página original de la Constitución colombiana de 1886, conservada aún en el Archivo Nacional colombiano, dice: En nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad. La Constitución de 1886 declara de esta manera, desde su encabezamiento, el catolicismo como religión de la nación. La religión representa un elemento esencial del orden social y determina que la educación pública será organizada y dirigida en concordancia con la religión católica.
Esta entrega de la enseñanza en manos de la Iglesia fue reforzada más tarde con la firma de un concordato entre la Santa Sede y el gobierno colombiano. El control eclesiástico sobre la educación con el soporte institucional y del concordato aseguraban, en resumen, la enseñanza obligatoria y excluyente de la religión católica, el acatamiento de las prácticas piadosas correspondientes, la imposición unilateral de textos de religión, filosofía y moral, el derecho de denunciar y excluir a todo docente sospechoso de creencias religiosas o morales diferentes a las impuestas por el estado, y la censura vigilante del clero sobre todo contenido literario o científico en la enseñanza.
En el punto concreto del sistema educativo, la Iglesia era la única institución poseedora de un aparato burocrático centralizado doctrinaria y organizado, con la ascendencia y el respeto que las grandes masas de un país culturalmente atrasado le profesaban y en donde nunca el anticlericalismo radical había sobrepasado los límites prudentes de una élite ilustrada, pero minoritaria y urbana.
La mayoría de las colonias españolas que se establecieron en Panamá, pertenecían a la nobleza y a la burguesía; lo que hizo de la cultura y la educación, el privilegio de unos cuantos. El 95 por ciento restante, pertenecía al sector reprimido que prácticamente era analfabeto.
4. Origen de la educación superior. Esta viene desde la fundación de la Universidad Jesuita en 1747, la cual cerró cuando se ordeno la expulsión de los Jesuitas del Nuevo Mundo en 1767. Otra institución, el Colegio del Istmo, abrió a principios del siglo XIX, pero no prosperó, y los panameños que querían estudiar una educación superior tenían que viajar a Colombia, hasta 1935, cuando se fundó la Universidad de Panamá. Ya para mediados de 1980, la mayoría de la educación universitaria se llevaba a cabo en la Universidad de Panamá. Otras instituciones, como la Escuela de Enfermería y el Centro Superior para Secretarias Bilingües, solo contaba con un tres por ciento de todas las inscripciones universitarias.
La expulsión de los Jesuitas por ordenes de la corona española, en 1767, coincidía con la apertura de la ruta comercial de Cabo de Hornos, al sur de Chile, y con la clausura de la Universidad Panameña, de tan sólo 20 años de operación. La labor de los Jesuitas en Panamá, dejó como herencia solamente un Colegio Seminario en la Ciudad y en la segunda mitad del XVIII el Colegio de Propaganda FIDE, sede de los curas doctrineros encargados de la cristianización.
Las principales colonias españolas comienzan a conseguir su independencia, y en la segunda década del siglo XIX, Panamá se separa de la corona, y se adhiere inmediatamente a Nueva Granada, la actual Colombia. Sin embargo, para 1889, ya existían 129 escuelas básicas, distribuidas en todo el territorio panameño.
En resumen, el primer proceso educativo, con su instrucción religiosa impactó positivamente en los nativos istmeños. La incorporación a la cultura de los colonizadores fue un proceso de reflexión, re-evaluación, reinventar y re-educar en el cual requería que los misioneros identificaran las necesidades de sus nuevos discípulos, evaluando los procesos de aprendizaje donde el cambio drástico era la orden del día. La educación a través de métodos teológicos forzó el estudiante a la auto-reflexión para comenzar a tener sentido de las experiencias. Desde el punto histórico, hubo un número de estrategias de docencia con influencias específicas que se ajustaban al clima social de la época. Estas estrategias dieron cupo a algunas prácticas educativas que hoy reflejan en el currículo, la instrucción, la disciplina y el liderazgo.
LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA
Por lo general, la educación pública en Panamá se ha caracterizado como educación oficial o estatal, que, al menos en teoría, está abierta a todos sin ningún tipo de limitaciones o trabas de tipo económico, racial, social o religioso, y es gratuita, para posibilitar el acceso a todos. Sin embargo, la educación pública ha ofrecido dos vertientes: la de gestión pública, administrada por el Estado, y la de gestión social o comunitaria, que aunque es administrada por particulares y cuente con la cooperación de benefactores, de empresas privadas, de agencias internacionales y de los padres y madres de los educandos, mantiene el principio de la no exclusión.
Como el método más tradicional para educar, se considera la educación pública de gestión social, abierta a todos, sin ningún tipo de discriminación. Como participes en la educación pública, el cuerpo docente panameño se siente responsable con el Estado en brindar a los más pobres una educación integral de calidad. Por ello, es mas evidente el debate educativo por parte del Ministerio de Educación y su cuerpo de profesores para compartir con humildad su experiencia y el caudal educativo acumulado en sus 100 años de búsqueda de una buena educación integral en contextos de pobreza y marginalidad, aportando a la elaboración de políticas públicas y brindando su apoyo para crear alternativas que garanticen a todos una educación integral de calidad.
1. Origen de la instrucción pública. La instrucción pública en Panamá tomó su rol de moldear la identidad nacional inmediatamente después de la independencia de Colombia en 1903. La educación representada por cada establecimiento escolar (público o privado, urbano o rural) debería tener una visión liberadora, democrática, justa e igualitaria de los panameños y de la sociedad. Los esfuerzos se guiaban desde un punto extremadamente paternalístico, ya que la nueva República ahora adoptaba los principios constitucionales y legales por los cuales debía regirse el sistema educativo. La Primera Asamblea de la Educación comentó: La herencia cultural ofrecida al estudiante debe ser determinada por la posición social que este debe ocupar. Por esta razón la educación debe ser diferente de acuerdo con la clase social a la cual el estudiante debe ser relacionado. Este enfoque elitista cambió rápidamente bajo la influencia de Estados Unidos.
1.1. Movilidad social ascendente a través de las letras. Para los años 20, la instrucción pública se suscribió a un sistema educativo progresivo, diseñado explícitamente para asistir al individuo capaz y ambicioso en busca de movilidad social ascendente. Los gobiernos nacionales sucesivos dieron prioridad al desarrollo de un sistema (por lo menos) de la educación primaria universal. A finales de la década de los 30, tanto como un cuarto del presupuesto público fue a la educación.
Entre 1920 y 1934, la inscripción en la escuela primaria se dobló. El analfabetismo del adulto, que era más de 70 por ciento en 1923, disminuyó a la mitad de la población de adultos en menos de una década. Para los comienzos de los años 50, el analfabetismo del adulto había caído a 28 por ciento, pero el índice del aumento también había declinado y otras mejoras eran lentas en venir. Al cierre de los años 50 no se veían mejoras en el conocimiento de las letras. El analfabetismo del adulto era 27 por ciento en 1960. Hubo aumentos notables en los años 60, sin embargo, el índice del analfabetismo del adulto reportaba un 19 por ciento antes de 1970. Según las estimaciones en 80, solamente 13 por ciento de los panameños sobre 10 años de edad eran analfabetos. Esta cifra representaba a los hombres y a las mujeres aproximadamente igualmente entre los que sabían leer y escribir. La disparidad más notable estaba entre Panamá urbana y rural; 94 por ciento de los adultos de la ciudad podían leer y escribir, pero un poco menos de dos tercios en áreas rurales eran analfabetas.
1.2. Igualdad en edad y géneros. Desde los años 50 hasta el comienzo de los 80, las inscripciones educativas fueron ampliadas más rápidamente que el índice del crecimiento de la población en su totalidad. También el aumento de inscripciones aumentó más rápidamente que la población en edad escolar. Los mayores aumentos se registraron en las inscripciones educativas secundarias y superiores, las cuales aumentaron en un 10 y 30 por ciento respectivamente. Para mediados de los años 80, las inscripciones en la primaria registraban en 113 por ciento de la población en edad escolar. Las inscripciones fueron relativamente igual en cuanto a los géneros masculino y femenino, y solo con variantes menores. Ambos géneros han visto un aumento drástico en su participación en la educación superior desde 1960. Entre 1960 y 1980 la participación en la secundaria aumentó en más de 4 veces, y en la educación superior en más de 12 veces. En 1965, menos de un tercio de los niños en edad de secundaria estaban en la escuela, y solo 7 por ciento de la gente entre 20 y 24 años de edad se educaban en instituciones superiores públicas y privadas, debido a la explosión de la población y la necesidad de trabajar.
2. Corrientes legislativas. En abril de 1998, la Comisión Internacional sobre Educación, Equidad y Competitividad Económica del Programa de Promoción de la
Reforma Educativa en América Latina y el Caribe (PREAL) publicó su primer informe titulado El Futuro está en Juego. Dos años más tarde, la Comisión Centroamericana para la Reforma Educativa, también del PREAL, publicó su informe Mañana es muy Tarde, inspirado en el informe regional pero tomando como base la situación particular de los países centroamericanos. Después de revelar las grandes deficiencias de la educación en América Latina y el Caribe, los dos informes ofrecieron recomendaciones para mejorar la educación en la región. Con estas investigaciones, PREAL descubrió que la situación en Panamá era idéntica a lo que cada panameño conocía de antemano. La Republica había tomado el control en todo lo que se refiere a las reformas educativas a través de la legislación, pero la gran mayoría de ellas nunca fueron ejecutadas como fueron diseñadas. Históricamente, el liderazgo panameño se ha dedicado a reformar con reformas el sistema educativo nacional, con objetivos clásicos pero enfrentándose a los obstáculos tradicionales. Esto es obvio en muchas de las siguientes legislaciones:
• A principios de 1904 se expide la Constitución Política de la República de Panamá y la Ley 11 de 23 de marzo de 1904 Orgánica de Instrucción Pública. Esta ley divide la enseñanza primaria, secundaria, industrial y profesional. La secundaria se refiere a instrucción secundaria en letras y filosofía.
• El 15 de abril de 1904 se crearon y organizaron las dos escuelas normales (la Escuela Normal de Varones y la Escuela Normal de Institutores), punto de partida de la formación de docentes en lo que va de vida independiente.
• En mayo de 1904 se fundó la Escuela de Música y Declamación; en agosto de ese mismo año, la Superior de Varones. En 1906 el Colegio Comercial de Idiomas, y en 1907 el de Artes y Oficios.
• En 1906 se creó una Escuela de Indígenas. En ese año ya se habían establecido 78 escuelas de varones, 72 de niños y 3 alternadas. En 1908 esta cifra alcanzó un total de 222 establecimientos del nivel primario.
• En 1907 se creó el Instituto Nacional con las secciones: Liceo y Comercio.
• En 1915 fueron aprobados por decreto, provisionalmente, los planes, programas y reglamentos de las escuelas primarias, secundarias y normales de la República. Con ello se uniformizó la enseñanza primaria en el país.
• En 1920 se expande la educación media, con la creación de escuelas normales en el interior del país. Además, es expedida la segunda ley orgánica en la corta historia de la República, en la cual se reiteran el principio de obligatoriedad, gratuidad de la enseñanza, y se prevé la creación de una universidad. Se formulan nuevos planes y programas de estudio para la formación.
• En 1930, se crea la Escuela Normal de Santiago de Veraguas. Desaparecen las otras escuelas normales.
• Entre 1920 y 1940 se produce un predominio de las ideas pedagógicas de la escuela activa, la teoría aristotélica y la pedagógica herbatiana y se clama por reformas a la educación.
• En 1946 se aprueba la Ley 47 Orgánica de Educación.
3. Las instituciones. Admisión a la Universidad, normalmente requería un bachillerato, diploma que se logra ya completado el ciclo superior en la escuela secundaria. El bachillerato siempre se consideró como un componente esencial para la categoría de clase media. Las escuelas secundarias públicas que ofrecían el bachillerato también ofrecían el ciclo inferior. Estas generalmente estaban localizadas en ciudades y pueblos provinciales. La más antigua, amplia y prestigiosa de estas es el Instituto Nacional. La Universidad de Panamá surgió de ella, y esta escuela ha producido tantas figuras publicas que por so se le conoce como El Nido de Águilas. Sus estudiantes eran conocidos por su activismo político.
En los años 80, casi tres cuartos de los estudiantes universitarios habían cursado estudios en la Universidad de Panamá. La universidad tenia otros centros y extensiones regionales que representaban una pequeña porción de la matricula y su facultad. La Universidad Santa María la Antigua, una institución católico-romana fue establecida en 1965, y matriculo entre 5-mil a 6-mil estudiantes en la década de los 80. Una tercera universidad, el Instituto Tecnológico, se fundo en 1981. Esta contaba con aproximadamente 7,000 estudiantes. Una porción substancial de panameños continúa estudiando en el extranjero.
La instrucción pública permitió la formación educativa de un número mayor de panameños. Al crear un sistema educativo mandatario y gratuito, se le ofrecía a los estudiantes la oportunidad del deseo de aprender para poder crecer intelectualmente y cambiar como seres humanos. Siguiendo la línea tradicional, a los jóvenes panameños se le ha enseñado a ser mas responsables, auto-suficientes, y ser menos dependientes de sus padres en ideas para su apoyo intelectual. La escuela pública panameña ha sido exitosa en ayudar a la gente a realizar que su propio éxito depende del uso efectivo de nuevas formas de información y comunicación. La creación de riqueza material e intelectual, así como la participación social, requiere que la gente se sepa organizar y usar información para crear conocimientos nuevos, en lo personal y profesional. El clima social, político y económico de Panamá creó una necesidad para que los estudiantes aprendieran el ajuste en condiciones objetivas en la misma forma que su ámbito ha evolucionado en los últimos cien años.
La educación publica, con sus ideas y valores tradicionales ha influenciado los roles sociales. Sus características mandatarias y gratuitas sugieren que el estudiante tome interés mas allá de obtener una buena calificación, sino desplegando una curiosidad intelectual que sobrepase los requisitos de la materia. Los estudiantes panameños han hecho grandes contribuciones a la instrucción pública solo con su presencia, con preparación, con sus preguntas y atención, y con sus desacuerdos durante las discusiones escolares.
INFLUENCIA EXTRANJERA
1. Educación como factor estratégico. La influencia extranjera no es relativamente reciente en la literatura pedagógica. Desde el siglo XVIII, para no remontarnos más atrás, las mejoras en la educación se han ido sucediendo sin solución de continuidad, gracias en gran parte a las políticas educativas implementadas y a la variedad de métodos pedagógicos provenientes del exterior. En todo ello no se buscó solamente lo cuantitativo al crear más escuelas y facilitar el acceso a nuevas poblaciones escolares, sino se intentó favorecer lo cualitativo mejorando los niveles de enseñanza. La mejora de la educación, así se decía, debía cubrir ambos aspectos, y esto fue lo que se utilizo desde los tiempos de Platón. Los países con lineamientos libres siempre han promulgado que la educación inicial es uno de los factores estratégicos para garantizar la equidad, disminuir los efectos de la pobreza y promover la justicia en pos de la consolidación de la democracia, la convivencia social, así como en el apoyo al desarrollo económico y a la competitividad de un país.
1.1. Fin del problema Colombiano. Con la independencia en 1903, el clima de tensión disminuyó, y la armonía imperaba entre los partidos políticos. La esperanza, volvía a dar luz al pueblo panameño. Un año más tarde se establece la Constitución de 1904, fundamental en el orden educativo del país, que dejó asentadas las primeras bases del sistema de educación.
1.2. Surgen las instituciones. La Ley Orgánica de Instrucción Pública estableció y organizó el sistema educativo, y además definió su funcionamiento. Fue así como se multiplicaron con rapidez las escuelas primarias y se crearon, entre otras: la Escuela Normal de Varones, la Escuela Normal de Institutoras, la Escuela de Artes y Oficios, y el Instituto Nacional. Con este sistema, Panamá consigue que la educación básica sea gratuita, laica, obligatoria y al alcance de todos; adhiere posturas de inspección e instrucción; divide niveles de enseñanza primaria, secundaria, industrial y profesional.
Pero la influencia extranjera en lo industrial y profesional no se daba por ausente. En Los Cimarrones y Los Negros Antillanos en Panamá, Luis A. Diez-Castillo indica que en el periodo de 1904 a 1913 se presentaron 45,107 obreros extranjeros para la instrucción del Canal. Estos vinieron de las Antillas, Italia, España, Grecia, Polonia, Centro América, y Estados Unidos, entre otros países y áreas continentales. Entre el total de los hombres y mujeres laborando en la vía acuática, se encontraban ingenieros, maquinistas, carpinteros, albañiles, policías, enfermeras, médicos, oficinistas y obreros. Esto indica que además de los programas académicos, nacía una necesidad de crear escuelas secundarias vocacionales que ofrecieran cursos profesionales y técnicos para dar a los estudiantes destrezas técnicas para empleos similares o en la Zona del Canal.
La educación vocacional ha sido una parte importante en Panamá desde su independencia hasta el presente. A partir de la segunda guerra mundial se produjo en Panamá, una buena infraestructura técnico-educativa al alcance de casi toda la población. Esta se veía como un movimiento para impulsar una mejora cualitativa de la educación, considerando los nuevos desafíos de la sociedad. Esto hizo que se impusiera en la literatura pedagógica y en las políticas científicas el tema de estudiar para trabajar.
La ley del 10 de marzo de 1917, implementa la coeducación, medida democrática y de provecho social que beneficiaba principalmente a la mujer panameña. Con el fin de la Gran Guerra, se establece la Escuela Nacional de Derecho, y 2 años después, la de Farmacia.
Los años 30 son una de las décadas de mayor relevancia en los avances educativos panameños. En el 31, se aplican las nuevas doctrinas educativas y el programa de acción comunal. En el 35, se crea la Universidad de Panamá, se establece la Escuela Normal de Santiago y la Escuela de Agricultura, además, se introducen reformas en las leyes educativas, en los planes de estudio y se completa un programa de construcciones escolares.
La década de los 30 también cuentan en su historia la creación del Ministerio de Educación. Siendo éste el dirigente y organizador de la Imprenta, el Museo y la Biblioteca Nacionales, además del Conservatorio de Música, las Escuelas de Danza y todas las de Bellas Artes.
1.3. Aporte estadounidense. En la República de Panamá, las ideas políticas, los conceptos pedagógicos, y en general, toda la transformación educativa, sentó sus bases en los principios filosófico, educativos y pragmáticos provenientes de los Estados Unidos. Con la economía del país en progreso, 10 años más tarde, una nueva ley orgánica reiteraría los principios de obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza, y prevería la creación de una universidad pública.
A mediados de los 80, casi una cuarte parte de los estudiantes de secundaria habían tomado algún tipo de curso técnico. Similar a los programas orientados en lo académico, los cursos vocacionales se dividen en dos ciclos. Los estudiantes pueden escoger sus estudios entre una gama de especialidades, incluyendo la agricultura, arte, comercio, y carreras industriales.
Más allá de las tecnologías y las constantes actualizaciones que el medio exigía para alcanzar una inserción laboral, la escuela no debería perder de vista su principal propósito de formar sujetos autónomos, con mentes abiertas y capacidad de discernimiento en momentos escolares, laborales y cotidianos. Con la nueva oportunidad en el Canal, los panameños debían aprender a interpretar muchos mensajes foráneos (imágenes, símbolos, textos) y pensar reflexivamente en un proceso de retroalimentación recíproca, que se perfeccionaba con el ejercicio diario de compartir diversas culturas. Pero, a su vez, es relevante destacar que no era un procedimiento aplicable sólo para algunos estratos sociales, sino que por el contrario, era un derecho de todos los que estaban dispuestos a reconocer que ningún éxito se logra sin un esfuerzo personal.
Los primeros líderes de la nueva Republica sabían que era imprescindible concienciar la población de que todas las iniciativas educativas debían apuntar a reconstruir la identidad nacional. Con la influencia extranjera, el panameño llegó a reconocer que la nueva oportunidad traería cambios a la cultura, citando el ejemplo de los mercados masivos de hoy en día, traídos por la cultura estadounidense, y altamente significativos al modo de vida. El liderazgo panameño sabia que resultaría ilógico pretender vivir de espaldas a lo que hoy es la Posmodernidad y a las nuevas tecnologías de aquella época, pero también seria una postura necia olvidar todo aquello que formaba parte de la cultura nacional.
EDUCACIÓN OBLIGATORIA Y GRATUITA
No cabe duda de que todos los esfuerzos que puedan hacerse en un país por la educación serán siempre pocos si se contempla la magnitud de la tarea. Es por ello por lo que debe mirarse bien dónde se pone la mayor parte del esfuerzo para que el resultado sea acorde con las expectativas, que brotan de un proyecto consensuado.
En Panamá, fueron innumerables las variables que pudieron ser activadas y desplegadas para mejorar el servicio educativo, y en particular a vincular los logros de las instituciones escolares gratuitas con la familia y la sociedad. Todas esas iniciativas encontraron defensores y razonables argumentaciones. Para 1903 la enseñanza gratuita y sin ataduras religiosas eran las filosofías que llegaban desde Europa: los nuevos sistemas educativos. El Progreso exigía mayor desarrollo en la educación. Pero Panamá no vivió el movimiento tan tempestivamente.
1. Miras democráticas. Que los niños y niñas son sujetos de derecho y requieren de una educación integral de calidad, nutrición y salud que aseguren su supervivencia, crecimiento y el pleno desarrollo de sus potencialidades físicas, mentales y emocionales, a través del acceso a los bienes socioculturales, ampliando así el desarrollo de las capacidades relativas a la expresión, comunicación, interacción social, ética y estética, con vistas a iniciar su formación para una ciudadanía activa.
2. Tiempos de transformación. Históricamente, Panamá siempre ha tratado de transformar su sistema educativo, pero han persistido grandes desigualdades en el acceso y la calidad, lo mismo que una cobertura aún reducida para la educación preescolar, media y superior. Esta situación afecta adversamente la fuerza productiva del país. Sin reformas serias y sostenidas, siempre hubo el riesgo de quedarse atrás en muchas áreas vitales a la educación.
3. Problemas de financiamiento. Uno de los objetivos de la educación obligatoria y gratuita ha sido ampliar la cobertura en educación preescolar, media y superior, aumentando la retención de los jóvenes y ofreciendo nuevas alternativas que les capaciten para poder ingresar en el mundo del trabajo o continuar sus estudios. El establecimiento de un sistema nacional de estándares educativos y de evaluación que incluyera a todos los aspectos claves del sistema requería buen manejo de los fondos públicos. No siendo así, en todos los casos y épocas, los obstáculos a una educación equitativa y efectiva han sido relacionados con problemas de financiamiento en áreas de contenido, desempeño, recursos necesarios, y estándares y salarios de docentes.
En algunas instancias, las reformas y otras estrategias trataron de crear un proceso de descentralización la educación, sin mucho éxito. Para esto había que mejorar la eficiencia en la distribución de los recursos financieros destinados a la educación, comprometiendo de manera decidida al sector productivo y asegurando que los estudiantes con más desventajas recibieran los recursos necesarios, particularmente en los niveles básicos de preescolar, primaria y secundaria.
En los últimos años hemos visto una marcada profesionalización de la docencia con mejoras en la formación inicial y la capacitación en servicio, ligando la evaluación docente al desempeño en el aula escolar y a los incentivos salariales y no salariales. El éxito de las reformas ha dependido en parte del grado en que los proveedores de educación se responsabilizan por los resultados de su gestión.
MOVIMIENTOS POLÍTICOS, SOCIALES Y ECONÓMICOS
1. El reformismo pedagógico. A principios del siglo XX, Belisario Porras organizo el nuevo sistema político creando las instituciones republicanas que aun no existían en Panamá, debido a la previa unión con Nueva Granada. Estas incluían el Registro Publico, el Archivo, la biblioteca y el sistema educativo. Según Ricaurte Soler, la política educativa habría de inspirarse en la democratización de las escuelas y en la socialización de la enseñanza. Si el tema se había impuesto, no lo estaba el concepto. De ahí el problema que todavía se debate. ¿Qué entendemos por socialización de la enseñanza? Los extensos cambios políticos que sufrió la Republica, incluyendo su historial militar hacen referencia y se dedica a esclarecer este problema.
El concepto de socialización de la enseñanza es complejo y entraña diversas dimensiones que lo articulan en una unidad verdaderamente integral, buscando lo más tradicional de la calidad educativa, que resultara en algún tipo de ayuda hacia una mejor identidad nacional. Soler se refiere a que la política educativa era el resultado de la introducción de más amplios y actualizados contenidos y de mejores métodos pedagógicos. Era el reformismo pedagógico, que suponía un poco ingenuamente que con una simple modificación de planes o de prácticas pedagógicas se iban a obtener mejores resultados. En realidad esta orientación estaba ligada a evaluaciones con fuertes connotaciones reductoras, centradas en la obtención de resultados relacionados casi exclusivamente con el cambiante clima político que ha perdurado un siglo.
2. Lo tradicional sobre la inversión social. Desde el comienzo, se pensó que una educación inicial de calidad contribuiría a mejorar en materias tradicionales como las letras, las matemáticas, estudios sociales y las ciencias en todos los niveles, constituyendo así una inversión de alta rentabilidad social que impactaría en la eficacia y eficiencia interna del sistema educativo. Un ejemplo contemporáneo de tal perspectiva puede verse en las evaluaciones que periódicamente rigen en otros países, a fin de controlar la eficacia y la eficiencia del proceso educativo. Por lo general, en el caso panameño dichas evaluaciones han consistido en pruebas de rendimiento realizadas en las áreas de matemáticas, ciencias y lenguas. En los últimos años se han introducido en estas evaluaciones modernas tecnologías que en sustancia no han variado su óptica, la cual ha permanecido ligada a evaluar sólo los resultados cognitivos de los aprendizajes.
Por eso, al privilegiar estos aspectos se dejaban de lado otros no menos importantes como son los que pertenecen a otras áreas del conocimiento, y, lo que es más grave, se ignoraban otras dimensiones del ser humano ligadas al conocimiento como son el saber valorar, el saber decidir, el saber hacer, el saber actuar, y que afectan también a los pilares de la educación.
3. Una crisis común. Al terminar la primera década, hacia 1909, la secretaría de Institución Pública de Panamá continúa con significativas reformas para los planteles educativos; planes y programas de estudio, metodologías de aprendizaje, intercambio ideológico y sistemas de comprobación de aprovechamiento. Pero el mayor obstáculo era la creciente crisis en zonas marginales, que obligaba a los estudiantes a abandonar sus estudios, para apoyar el sustento económico familiar.
Dichos obstáculos se pueden considerar, por lo general, a los resultados externos de la educación, como pueden ser aquellos que reflejan problemas en la inserción del educando en la sociedad, tanto en su vida familiar y local como en la laboral o de política ciudadana, según haya recibido tal o cual orientación educativa. Tampoco ha sido objeto de estas evaluaciones el impacto que estos obstáculos produce en el imaginario social o en la cultura del pueblo, ni el nivel cultural que, como conjunto de conocimientos provenientes en su mayor parte de tradiciones familiares, acompaña a cada educando cuando ingresa a la escuela, y que con su presencia afecta al propio proceso de enseñanza-aprendizaje. La escuela está íntimamente ligada a la cultura y no se puede ignorar los problemas sociales sin hacerlo simultáneamente con la cultura de sus protagonistas.
4. El plan de estudios de Santander. Este comprendía la organización escolar de Nueva Granada, llega a Panamá en forma de papeleo pero mal ejecutado. La primera escuela primaria pública fue la de Penonomé, fundada en 1844, aunque contenía un contexto didáctico-pedagógico, lamentablemente promovía la educación sólo para minorías. Uno de los principales aportes Colombianos a la evolución académica de Panamá, fue la creación de la Escuela Normal, destinada a la formación de docentes, en 1872. Esta institución promulgaba el arte de todo el proceso educativo a través de la repetición.
Tanto el docente como los alumnos debían poner en acción todo lo que estaba previsto en los niveles previos lo que los hacia más alejados tanto del contexto sociocultural como del contexto institucional-organizativo. Aquí se planteaban métodos didáctico-pedagógicos que trataban presentar el nuevo rol del maestro, dejando la tradicional función de ser mero transmisor de conocimientos para convertirse en acompañante de sus alumnos, quienes tenían la tarea de construir habilidades y actitudes valorativas de excelencia. Igualmente, el currículo de la Escuela Normal era ejecutado paso a paso en el proceso concreto de enseñanza-aprendizaje.
5. Cambio de prioridades con un Canal. En los años siguientes, la idea de poder cruzar el continente, vía marítima, era lo que movía los intereses económicos de naciones extranjeras. Al fallar los franceses en construir un canal cunde la desesperación, y la inconformidad de los lugareños. La seguridad, las garantías y la salud, toman la prioridad del sistema por encima de las necesidades de educación. El apoyo financiero que, a pesar de todo, implicaban los franceses, favorecía las esperanzas en la recuperación económica.
La desestabilización del comercio marítimo se reflejó en el canal, afectando la economía. Ante la crisis, y en un intento por recuperar las pérdidas, el sistema educativo reduce presupuesto en los salarios, y obliga a los profesores a abandonar sus plazas. Las necesidades de alimentación y salud, son prioridades, una vez más, sobre la educación.
En 1941 se introduce el régimen de derecho social, soporte básico de la educación panameña, que fomenta también la enseñanza indígena como un deber y una obligación del Estado. Este es el cimiento más sólido de la educación panameña, y aún está vigente hasta nuestros días.
En los años 50, una nueva explosión demográfica acelera los procesos de urbanización. Panamá se adhiere a organismos internacionales como la UNESCO y la OEA y a sus principios de lucha contra la pobreza, la enfermedad y la ignorancia. El desarrollo, sigue siendo el principal motor de las naciones. Una tercera parte de los habitantes del país, era todavía analfabeta.
6. Ideologías políticas. La idea educativa siempre ha sido de modo fundamental para los panameños, especialmente dentro una gama de ideologías políticas. La presencia casi secular del imperialismo norteamericano en una extensa y estratégica faja del territorio nacional, en opinión de muchos sectores locales, resultó en perjuicios y produjo deformación económica, constituyendo un potente foco colonialista dirigido a afectar la raíz de la cultura del pueblo.
El choque ideologista tomó la vía de la afirmación de la cultura del pueblo ocupado. Según ellos, la penetración cultural y la agresión sicológica extranjeras han continuado incesantemente. Y el asedio a la cultura panameña de la pasada ocupación estadounidense de la Zona del Canal hace hincapié ahora en los centros escolares y universitarios. De aquí, muchos estratos de la sociedad panameña planteaban la necesidad, dentro de sus propias ideologías, de un sistema educativo disponible a los sectores hasta hoy marginados, y que sirviera, en su conjunto, a los fines del desarrollo técnico y cultural.
CONCLUSIONES
1. Educación; espejo de la situación actual. Los niveles de educación, en Panamá, son el reflejo de su situación actual, política, social, y económica. Para una buena educación es necesario un buen nivel de desarrollo; pero el desarrollo no se consigue sin una buena preparación académica. Es así como se cierra el círculo que vuelve a la educación Causa y Consecuencia de los problemas que oprimen a la mayoría de muchos países. Para entender el estado actual de la enseñanza en cualquier lugar, es necesario conocer los puntos históricos que marcan y asocian la identidad nacional con el nivel educativo.
2. Desarrollo total nacional. Sin analizar el estado actual de la educación, pero con una vista histórica desde los años 20 hasta 1980 vemos que el desarrollo educativo panameño no escapa a esta realidad histórica, por consiguiente debe analizarse bajo la perspectiva de cómo Panamá logro su desarrollo y cual fue el papel de la educación ante los obstáculos políticos, sociales, y económicos.
2.1. Nivel de analfabetismo; punto de análisis. Algo claro es que los logros educativos de tres generaciones de panameños continúan con retrasos. El grado de analfabetismo, por ejemplo, es solo una pequeña parte de la realidad histórica, pero con gran impacto al resto del resultado en el desarrollo nacional. Encontramos que el nivel de analfabetismo del adulto en la generación del año 23 de 70 por ciento era demasiado alto para cualquier país. La evolución histórica de Panamá en términos políticos, sociales, y económicos no permitió las debidas ejecutorias educativas. Los proyectos políticos de aquella generación, y peor, los de la generación Colombiana poseían agendas donde la prioridad a la educación era mínima, sino nula en muchas regiones nacionales.
Para mediados del siglo XX Panamá atravesó por situaciones políticas, sociales y económicas que sacudieron los cimientos más profundos de las estructuras sociales. Para los comienzos de los años 50, el analfabetismo del adulto había caído a 28 por ciento, pero el índice del aumento también había declinado y otras mejoras eran lentas en venir. Al cierre de los años 50 no se veían mejoras en el conocimiento de las letras. Estas contingencias gravitaron en forma determinante en el sistema educativo nacional y contribuyeron a la crisis en el sector educativo.
3. Desarrollo de carácter progresivo y pluralista. La diaria y reveladora realidad social actual, con sus desafíos de inicio de milenio, comprometen de manera determinante a la búsqueda de mejoras y soluciones en pro de la educación panameña. Aunque el presupuesto financiero siempre ha sido marginado, las escuelas han logrado ayudar a los estudiantes a sentirse realizados. Hoy todos los interesados en una mejor educación tienen la oportunidad de trabajar juntos en un reto común; enseñar y desarrollar carácter en la dirección pluralista y progresiva que Panamá se ha trazado.
El desarrollo de carácter progresista y pluralista es un movimiento cultural en el que los centros e instituciones desempeñan un papel de servicio con relación al movimiento popular en su conjunto y, en especial, a la construcción de los procesos de poderes sociales y políticos.
La evolución histórica de la educación creo un movimiento cultural que se pudo ajustar a las políticas que se implementaron. La educación popular en Panamá hoy cuenta con un componente de enorme alcance ético y político. Nos referimos a su postura de permanente enfrentamiento a la dominación, explotación y exclusión, es decir, a su capacidad de batallar en contra de la injusticia y la opresión. La educación popular mantuvo siempre una firme postura anti-autoritaria. La autonomía no germina bajo la sumisión, aún cuando ésta fue justificada como un requisito indispensable para construir el Nuevo Mundo.
La novedad en que el sistema educativo panameño vio desde su origen era el clima de dogmatismo e intolerancia. En medio de la desesperanza, el movimiento de educativo istmeño cuenta con el caudal crítico de experiencias, con su potencial emancipatorio. Como tal, tuvo un aporte insustituible que realizar. El aporte de colaborar en la construcción de alternativas populares donde la gente era realmente sujeto protagónico y donde la diversidad se articulaba con la emancipación. Su opción es muy clara: junto a los dominados y oprimidos por la construcción de una sociedad que aseguraría condiciones de justicia, dignidad, democracia y reconocimiento de la diversidad.
RECOMENDACIONES
La calidad del sistema educativo panameño depende de la efectividad y rapidez que sus metas y objetivos se incorporen al mundo globalizado. Ser parte de la a globalización, modernización e integración es una realidad necesaria para cualquier país que no quiere ser excluido del crecimiento en este milenio. La globalización puede ofrecer soluciones a muchos de los problemas y obstáculos vistos en la sociedad panameña, ya que Panamá, desde su independencia de Colombia ha estado ligado al capital financiero, comercial y productivo. Es aquí donde la formulación de los objetivos del programa educativo, de ahora en adelante debe ser construida en una combinación de metodologías tradicionales y modernas, primero, para incitar una educación que lleva hacia la promoción de una personificación de principios basada en antecedentes históricos, y segundo, para enfrentar un futuro que exige innovaciones en el escenario social, económico y político.
La funcionabilidad, coherencia, y flexibilidad al renovar el programa educativo deben estar guiados hacia la generación del cambio social. Esto se hace formando el recurso humano que se requiere para alcanzar las metas económicas y sociales que debe satisfacer todo gobierno. La renovación educacional debe orientarse en desarrollar la inteligencia, la creatividad, y el pensamiento critico e innovador, para resolver problemas, aprender a aprender, formación cívica y destrezas de trabajo. El currículo necesitaría estar estratégicamente diseñado para atraer y dar apoyo a estudiantes que tienen aspiraciones cívicas e introducir un número de teorías metodológicas para que todos los estudiantes aprendan a trabajar por tales metas sociales, cívicas, económicas, políticas, y laborales.
La articulación de los métodos y procedimientos que se proponen con el contenido y los objetivos del programa, pueden estar centrada en tres características relacionadas al cambio social:
1. Fomento y mejoramiento del liderazgo. Para lograr cambio social, es necesario contar con un grupo dedicado que no sólo tenga una visión sino un sentido político. Estos líderes requerirán destrezas para establecer objetivos específicos y estrategias efectivas para el ambiente político y cultural en el que residen.
2. Creación de coaliciones y alianzas. La educación puede ser una herramienta para preparar al individuo para sus responsabilidades de líder. La creación de coaliciones y alianzas ayuda a los líderes nacionales a reconocer la forma en que sus esfuerzos mutuos pueden tener éxito para lograr las metas del cambio social. Los estudiantes, como adultos responsables, pueden ejecutar tareas en grupos dentro de su comunidad, como parte de su adquisición de conocimiento. Esto fomenta la idea de que la educación continua siendo el pilar indestructible que determina la identidad nacional.
3. Habilitación personal. La meta de la habilitación personal es, primero que todo, sanar, luego fortalecer la comunidad y más adelante la transformación social. Estas metas duales y relacionadas de habilitación personal y cambio social hacen única la educación en un país, cuando se la compara con otros programas tradicionales inherentes de una sociedad.
El programa educacional de Panamá debe proponer calidad de medios de enseñanza aplicando los recursos disponibles en un marco diverso de cambio social, el cual es potencialmente complejo, pero la metodología para instruir educación en materias tradicionales y modernas debe ser general. Dentro de este marco hay cabida para crear un ambiente educativo en temas de sistemas de supervisión y responsabilidad que permiten la funcionalidad de un ambiente saludable para la ventaja comparativa. Esto es, en términos globales, concentrarse en lo mejor que un país puede producir.
El sistema de evaluación dentro de los objetivos del programa educativo depende de la elaboración de programas con enfoque educacional interactivo. Casi todos los componentes curriculares del programa deben estar ligados a una relación con la vida diaria. El currículo se puede concentrar en el empleo de metodologías que involucran a los participantes en destrezas de actitud así como de desarrollo del conocimiento. Se considera que el enfoque participativo motiva, humaniza y es, en definitiva, práctico, ya que esta forma de aprendizaje está más fuertemente vinculada con el cambio de actitud o de conducta; un enfoque de pura exposición teórica. La evaluación deber ser interactiva con enfoque participativo en las tres características del cambio social para solidificar los temas del cambio social y dar el paso a la globalización.
La apuesta del futuro en la educación panameña es profundizar sin vacilaciones los espacios de poder de las organizaciones populares y de los ciudadanos, en especial de los sectores más postergados de la sociedad. En tal sentido, es imprescindible evitar toda forma de cooptación por parte del aparato institucional, así como también toda forma de subordinación política y el posible distanciamiento de los organismos de gobierno local respecto a la gente y a sus organizaciones.
Estos desafíos son consustánciales a una educación popular que apuesta a la liberación, entendida en su sentido general, es decir, en sus proyecciones éticas, políticas y culturales. Una educación popular comprendida como movimiento que desarrolla una lucha contra los proyectos hegemónicos ligados al neoliberalismo y a la estrategia de la globalización. Una educación popular que impulsa una búsqueda, necesariamente rigurosa y creativa, guiada por la convicción de que la cuestión del poder sigue hoy más vigente que nunca. La educación para el progreso y la pluralidad se plantea en términos distintos y novedosos. La apuesta continúa siendo la del fortalecimiento del poder de decisión, de control, de negociación, de lucha de los sectores populares.
BIBLIOGRAFIA
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Giroux, H.A. Cultura, política y práctica educativa. Barcelona: Graó. 2001.
Grignon, C. La escuela y las culturas populares. Pamplona. 1991.
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