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Uno de estos gladiadores se llamó Roberto Clemente Walker conocido por el mote de "Momen", un hombre humilde que supo aprovechar la oportunidad que Dios le brindó para ayudar a sus semejantes y llevar nuestra raza al sitial donde se encuentra hoy en día.
El recordarlo es un pasadía a una historia galante e interesante al cabo
de 21 años de su muerte, hoy refescaré su pensamiento amigo lector para
que tenga en cuenta la trayectoria del "Astro Boricua". Roberto Clemente es un símbolo del deporte latinoamericano combinado con una estampa de agnegación humanitaria. Apareció en el béisbol de las Ligas Mayores en la década del cincuenta, estableció varios récords como jugador de este pasatiempo que le aseguraron su viaje al Salón de la Fama, lugar de privilegio para todo pelotero. Su muerte en 1972 dejó un gran vació que enlutó al Continente Americano y lo convirtió en una leyenda inmortal. Cuando lo recuerdo todo mi ser se entritece, dormía profundamente aquella noche navideña del 1972, noche de fin de año, cuando mi padre un fiel seguidor del béisbol, me levantó súbitamente para decirme que Clemente había fallecido en un accidente de avión.
Toda la navidad acabó en aquel momento. Fue automático como si todos los
corazones de Puerto Rico y de todo el mundo lo sufrieran al unísono. Era
increíble, él y Orlando Cepeda eran mis ídolos. Cuantas veces lo había
visto jugar, tenía forjada en mi imaginación de adolecente una figura que
era invencible. Su espíritu ganador era determinante desde que comenzó a
jugar béisbol en su pueblo natal de Carolina, tuvo a Babe Ruth y Joe
Dimaggio por modelos, y se propuso demostrarle al mundo que los jugadores
latinoamericanos, podían conquistar las Grandes Ligas.
Clemente siempre fue un ser humano de una personalidad singular, sin
dejar atrás aquel tiempo difícil cuando el racismo era el pan de cada día.
Sin lugar a dudas, fue ídolo de ídolos que aprendió a no darse por vencido
y de llegar al sitial de éxito como lo conocemos hoy en día. "Momen", como se le conocía creció en una comunidad pobre del pueblo de Carolina, sus primeros años tuvo a don Miguel París como maestro. Decía su maestro:" Roberto era integro, intachable, como atleta, lo mejor que ha producido el mundo. Junto a su familia hizo lo indecible para seguir adelante. Su padre Don Melchor era capataz en la Central Victoria, su madre doña Luisa Walker, era una ama de casa al cuidado de los siete hijos que componían la familia Clemente Walker. Sus hermanos eran, Osvaldo, Justino, Andrés, Rafaela, Rosa y Ana Iris.
Clemente, primero el ser humano y luego el pelotero, absorbió todo lo
positivo de sus padres, llegando a ser un ejemplo para todos los que le
conocieron. Dios lo había dotado de un don natural que lo llevó a
establecerse como un superdotado en el campo del béisbol, que además le
serviría para llevar paz a muchas partes del mundo. A través de su vida
evidenció un campo de belleza espiritual dentro de un matíz de esperanza y
caridad. Aquellos años duros cuando comenzó, le sirvieron para incrementar
un sueño latente en su corazón, un lugar donde los niños de escasos
recursos pudieran desarrollarse dentro del campo del béisbol. Hoy se
conoce como la Ciudad Deportiva Roberto Clemente.
Desde principio, Clemente se ecargó poco a poco de ir dejando claro cuán
valioso era en el deporte de béisbol. El tejía su sueño dentro y fuera del
ambiente deportivo. El despertaba entre los críticos la mayor fuerza
carismática destacándose en todos los departamentos y dando a conocer el
nombre de nuestero país. Muchos pensaban que Puerto Rico, la "Isla del Encanto" era un lugar en algún lugar recóndito del planeta. No conocían de la bondad de nuestra gente, de la riqueza de nuestra cultura, de la grandeza de nuestros
próceres, ni de la belleza de nuestras playas.
El 1955 era una época difícil, pero Clemente había nacido para decifrar
aquel rompecabezas. El cambio de clima, la lejanía de la familia y el
racismo por partida doble (uno por razones étnicas y el otro por el color
de su piel), hacían de aquel momento uno bien cuesta arriba, pero él estaba
dispuesto a abrir la brecha para que aquellos que le siguieran fueran
tratados con mayor justicia. La muralla se iba derrumbando, pero quedaban trozos, los cuales había que disipar para poder esclarecer el camino. Los dueños de equipo eran vehementes al Tío Sam, estructuraban sus equipos de acuerdo al material existente de Estados Unidos, dando al latino una mínima oportunidad para demostrar su valía. Roberto Clemente iba a su graduación, sin embargo no todo furon "rosas y gardenias", al llegar a Estados Unidos encontró que el equipo Dodgers de Brooklyn tenían muchos guardabosques experimentados por lo que fue enviado al Montreal a una sucursal de clasificación Doble "A".
Aunque jugar en las menores le favorecía para su desarrollo, todos los
expectadores sabían que el pelotero de Carolina estaba listo para jugar al
más alto nivel profesional, que eran las Grandes Ligas. En la menores fue usado esporádicamente, lo que a Roberto empezó a molestarle. Lo incríble del caso lo era que cuando jugaba demostraba a cabalidad la clase de estrella que se perfilaba. Por ende todos sus compañeros trataban de obviarlo. Pero la suerte estaba echada, el muchacho de Puerto Rico rompió toda esa mediocridad y empezó a madurar observando como ellos manipulaban el negocio.
Clemente cambió su forma de pensar y se ser fabricando una personalidad
única hambrienta de justicia e igualdad. Dios le había regalado un don, aquel Angel empezaba su peregrinación en el deporte del béisbol, no sin saber que pronto se pasearía por el ancho camino por donde sólo los grandes entran y transitan, construyendo así, con paciencia, sacrificio, dedicación y con toda el alma el nombre de quien hoy conocemos como Roberto Clemente Walker, el "Gran Astro Boricua".
"DEDICO ESTE TRABAJO A UN GRAN AMIGO DE CAROLINA QUE HA TRAVES DE TODA SU VIDA HA DADO UN GRAN EJEMPLO EN CUANTO A DEPORTE SE REFIERE Y MAS AUN SU GRAN ESTIMACION POR EL "ASTRO BORICUA" ROBERTO CLEMENTE, A TI ESTEBAN "RANGO" RIVERA GRACIAS POR TU LABOR PARA CON LA JUVENTUD Y LOS NIñOS DEL PUEBLO DE CAROLINA, TE DAMOS LAS GRACIAS."
Edwin "Kako" Vazquez es Escritor e Historiador en deportes.
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Cuidese...que de los buenos quedamos pocos...
From the Old Shortstop...
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